PARA SABER MÁS

Los sistemas integrados han resuelto un gran problema que tenían anteriormente las organizaciones, por inconsistencia entre distintos sistemas independientes, no conectados. Hace unos años, era muy común que el cierre mensual de la contabilidad de una empresa tardara semanas en hacerse, por inconsistencia entre el sistema de Contabilidad, con el de Inventario, con el de Ventas y con la facturación. Limpiar la información podía tardar semanas.

Pero esa no es la única ventaja de estos sistemas integrados (ERP). También podemos mencionar:

• Estandarización permite mejor comunicación, al utilizar un lenguaje común.
• Actualización y acceso a información en tiempo real.
• Ayuda a disciplinar las organizaciones.
• Oportunidad para tener visión fresca de la estrategia y organización. En efecto, cuando se inicia un proyecto de implementación de un ERP se revisan y replantean muchas cosas
• Automatización de procesos de la empresa.
• Disponibilidad de la información de la empresa en una misma plataforma.
• Integración de las distintas bases de datos de una compañía en un solo programa.
• Ahorro de tiempo y costes.

Como siempre, también tienen algunos inconvenientes:

• El costo puede ser alto.
• Se requiere un gran esfuerzo para la implementación.
• Los proyectos conllevan un riesgo, a veces elevado.
• Hay una pérdida de individualidad, cuando muchos de los competidores usan el mismo sistema y siguen los mismos procesos, aunque los denominen las “mejores prácticas”.
• Los cambios que se hacen a los procesos, comunmente tropiezan con la resistencia al cambio de varios grupos dentro de las organizaciones.
  

Uno de los problemas a la hora de implementar un ERP es que, al involucrar un cambio radical en los procesos de la empresa para adaptarse al software elegido, se hace muy difícil llevar un “paralelo”, porque se cambian los procesos de trabajo (algunos desaparecen y aparecen nuevos) y no se puede operar de dos formas (la vieja y la nueva) a la vez.